14 ago 2011

Vamos a tomarnos algo

Las relaciones aunque características y diferentes en cada caso la gran mayoría de las veces todas cumplen unas fases generales que son muy difíciles de evitar por muy especial o protagonista de telenovela te creas.

En la fase del nacimiento de la relación todo son cosquillas que te impiden comer con una cierta normalidad, te alimentas de los nervios por verle y en lo último que piensas es en satisfacer tus necesidades básicas, a eso le sumamos la digamos intensa vida en horizontal que se puede tener los primeros... digamos 4 meses. El resultado de la primera fase es que te ves hecha un figurín cual princesa Disney,  además te ha mejorado el cutis con tu horizontalidad y todo es felicidad.

Pero para bien o para mal esa fase dura lo que dura y progresivamente nos vamos adentrando, con más peligro que un perroflauta en la Puerta del Sol, a la siguiente etapa que constata que tienes una relación más estable que la defensa del Barcelona. Es la etapa de "vamos a tomarnos algo", el ejercicio físico en equipo disminuye y se va suplantando poco a poco a hacer cosas más variadas juntos: ir a comer, ir a tomarse un helaíto, probar toda clase de comidas étnicas, tomarse unas copas... De golpe y porrazo te das cuenta que todo lo deportista que te sentías antes ha mutado, de Marta Domínguez has pasado a ser Leire Pajín (perdóname ZP). 

Bobalicón consuelo es que tu pareja también ha sufrido la mutación, las opciones que se barajan son:
1) Ponerte a dieta.
2) Apuntarte al gimnasio.
3) Renunciar a los tours gastronómicos y aprender papiroflexia con tu pareja para entreteneros.
4) Llamar a Corporación Dermoestética para una doble liposucción.

O también quedarte como estás y disfrutar de lo cómodo y blandito que se duerme encima de esos acolchados kilitos y entrar en la fase de los oseznos felices.

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