26 oct 2010

Despertar

Aún en la cama arropada apenas recuerdo qué había sucedido veinticuatro horas antes, mi cuerpo experimenta la sensación de una transición, un cambio repentino brusco como la muerte. Efectivamente algo había cambiado, desde hacía meses no había disfrutado de mi cama como lo estoy haciendo ahora, sin sentir en mis entrañas el dolor de mi sistema nervioso.

Mi móvil inusualmente apagado me transmite las ondas del recuerdo ínfimo, efectivamente algo importante ha pasado. La alegre melodía al encenderlo me provoca un escalofrío, sé lo que viene a continuación.

Uno, dos, tres... hasta veinte sobrecitos parpadeando y al menos dos decenas más de llamadas perdidas, su luz me quema, los nervios vuelven a mí conforme el parpadeo va aumentando, pero soy consciente de que su contenido no es inédito.

Mi ejercicio lector no dura mucho. Lo que pensaba, más de lo mismo, aunque mi reacción verifica el cambio que intuía, las mismas letras se han repetido a lo largo de estos últimos infinitos meses y siempre había respondido con impotencia, miedo y pena. Hoy reafirman mi tranquilidad y la sensación de comenzar de nuevo un camino, por fin el camino que quería recorrer.

- ¿Mamá? ¿Puedo ir a comer a casa?
- Por fin. Esperaba tu llamada.
- ¿Porqué? Hablamos ayer.
- No, esa no eras tú.

Mensaje uno:
Perdóname, por favor coge el teléfono.
Mensaje dos:
Estoy en tu portal abre, te quiero y lo sabes. Me arrepiento.
Mensaje tres:
Niñata asquerosa y caprichosa, quien te crees que eres para no contestar.
Mensaje cuatro:
Es tu última oportunidad o me contestas o te vas a arrepentir te lo juro.
Mensaje cinco:
Por tu culpa pienso en lo peor, estoy en el balcón de mi casa y creo que merece la pena saltar.
Mensaje seis:
Lo sigo en serio, pienso suicidarme, una hija de puta como tú no merece que la quieran.
Mensaje siete:
Por favor contéstame, aunque no me perdones. Habla conmigo te quiero.
Mensaje ocho:
Vale muy bien, no pienso molestarte más. Sólo espero que sepas que te quiero y que tú sabes que a mí también y que nadie va a ser capaz de quererte. No quería volver a pegarte pero es que me pones de los nervios.

Y así hasta veinte, repitiendo el ciclo obseso y destructivo.

Han pasado un año y aún recibo mensajes. Un año sin golpes, insultos ni manipulaciones. Un año disfrutando de nuevo de mi familia y amigos. Un año hace que nací de nuevo.

Cincuenta y ocho mujeres muertas a manos de su pareja o ex pareja en lo que va de año, doscientas mil denuncias... Va por vosotras.

6 comentarios:

  1. Del carajo Cand, del carajo. Así si.

    Fdo. Tu admirador sieso

    ResponderEliminar
  2. Magnífico...
    Sufrí algo parecido. He vuelto a revivir todo lo que tú has escrito, pues sucedió de la misma manera. Por suerte, jamás llegó a la violencia física. Le dejé antes ;). Aún así, tuvo que pasar todo un año tortuoso, lleno de celos, posesión e independencia...
    Maldito hijo de puta xD es la única persona que odio en toda mi vida.

    Sigue con este blog, porque es excelente.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, me alegro que hayas salido de aquello y que ahora estés bien.

    ResponderEliminar
  4. Ups! Solo quiero borrar mi error, quise escribir "dependencia" y puse todo lo contrario xDD.
    Muchas gracias de nuevo =)

    ResponderEliminar
  5. No pasa nada se te entiende a la perfección, gracias a tí por leerme.

    ResponderEliminar